Un Paseo por la Mitología Nórdica
Cuando los
dioses vivían, eran ellos mismos la reencarnación en la tierra del Cielo y del
Infierno. Como en todas las mitologías paganas, los dioses eran una conjunción
de sabiduría divina, ambiciones humanas y fuerzas infernales. Eran seres que
representaban e identificaban al pueblo que los veneraba. Creaciones de la
mente que modelaba personajes que no eran otra cosa que la forma viva de las
propias virtudes, vicios, comportamiento, carácter, ideas, propósitos y deseos.
Así, todas las características ancestrales y heredadas –lo que Jung llamó el
Inconsciente Colectivo-tomaban forma humana, viva e independiente. Por esto,
los dioses crecían y caían, reinaban y eran derrotados, y sus rasgos se
redefinían continuamente. Es que estaban vivos en la mente del pueblo, y
evolucionaban a la par.
Así, la
narración mítica de batallas o enfrentamientos entre una y otra deidad, o entre
grupos o razas distintas de dioses, era
la versión poética de las batallas entre tribus que profesaban cultos a
diferentes divinidades.
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El pueblo y sus dioses, guerreros y lujuriosos, sabios y también erráticos, respetuosos de la naturaleza y, aun así, muchas veces violentos, fuertes y aguerridos, y protagonistas de una cosmovisión total, divina y brutal, dignamente pagana.
Internarse entre los dioses de la mitología
escandinava, observar la personalidad de cada uno de ellos y conocer sus
anécdotas, es sumergirse en las más profundas creencias y sentimientos de los
teutones, el pueblo de las runas.
Manual de Runas
Manual de Runas
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